
El paisaje del delta tiene una gran personalidad que le da un carácter único en toda Cataluña. Las tierras completamente llanas le dan ya un aspecto peculiar. En su interior, encontramos zonas de cultivos horticolas y de frutales y especialmente amplios y extensos arrozales, de aspecto cambiante según las estaciones (terrosos en invierno, inundados por el agua en la primavera, verdes en verano), que tienen una singular belleza. En la parte litoral se encuentra uno de los paisajes lacustres más atractivos del Mediterráneo, con grandes lagunas rodeadas de carrizales y juncares. En su periferia, grandes extensiones de suelos salinos con vegetación halófila (salicores fruticosos, juncos de mar) y además las largas y desiertas playas arenosas, con dunas coronadas por arenaria y otras muestras de vegetación psamófila, bien adaptada al medio.
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